Pronto. Más temprano que tarde, mi lucha será desde las letras que vienen del campo, que nacen una noche junto al mar, que se manchan de preguntas al atardecer.
Desde ese día feliz, hasta la tumba, será un paseo en el lenguaje, un habitar entre signos, entre puntos suspensivos hilvanar la idea-carne, la huella-sentimiento, la visión-concepto, donde quepa lugar a los descargos de la era.
Desde aquel lugar del horizonte, donde amanezca fresco y la neblina susurre sus lamentos. Desde aquella herida de la tierra que mira al sur, levantaré la casa de las manos de cuero, de las patas de madera, la del carbón humedecido en la mañana, la de la leña crepitando en el hogar.
Desde aquel punto de llegada, de aquella meta antes soñada, saldrán epítetos al cielo, invectivas a toda la estructura, temblará seguido en la conciencia, en la que va quedando del tiempo.
Desde ahí esta familia de palabras, este baile de sonidos recogidos en los pies, irán a abrazar las nubes encogidas en los sueños, las manos ateridas del dolor y del engaño, las siniestras soledades que dejan los sistemas, los empujados a todas las orillas sin recursos, los hijos del frío y del silencio.
Así, sin dios, sin ley, dejando en el suelo de donde surgieron toda certeza fatua, todo conocimiento, todo fundamento nefasto, dejando sin frente y sin espaldas todo lo que existe y lo que no se nombra, como la abrumadora percepción del principio, como la terrible conclusión de todos los finales: la soledad inmensa, mortal-eterna del individuo ante sí mismo.
Valdivia, 3 de julio de 2009.
3.7.09
Desde mi casa...
Pubblicato da
Marcelo Venegas Maldonado
a
Friday, July 03, 2009
Etichette: Pasajero 23, El camino, Impresiones EL CAMINO
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment