20.1.09

Modo de ser

Como el marino antiguo, navegando a expensas del humor del mar, surco los senderos de agua al compás del viento.
Así, una mañana cualquiera me levanto y saco de los bolsillos las monedas chinas.
Así, una tarde de éstas me detengo, con la única intención de contemplar lo que quedó, de imaginar lo que queda.
Así, una noche de verano, me siento en el suelo a deshojar estrellas en el campo del cielo.
Y mis manos no son mías. Mi destino entregado a una moneda. Mi dolor en una caja de pañuelos. Mis pies andando solos el camino.
Mi única posesión: la mirada. Mi única certeza: la esperanza.
Santiago, 20 de enero de 2009.

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