Los viajes...

Hay días marcados en la agenda, destacados en la memoria. Hay días en que las horas aprietan, la espera ahoga.

Hay días cargados de tanto sentimiento, que se escapan en los gestos. Hay días en que las palabras sobran y los abrazos recojen lo que la mente no alcanza a entender.

Hay días de penas sosegadas, de besos abortados por el miedo. Hay días cuya sentencia está sin escribirse, que parece moldeada por cada paso, por cada vibración.

Hay días alimentados de horas inconscientes, como letras torcidas que se desperezan a tientas.

Hay horas despiadadas, nacidas de la melancolía, destinadas a los vasos dejados en la mesa.

Hay horas que nos llevan de viaje, que nos dejan acá y allá, que nos transportan en el cuerpo, que nos dejan en el alma.

Somos hijos de los días, hermanos de sus horas.

Santiago, 12 de enero de 2009.