Antes de que saber quién era, una noche de enero le puso nombre a las estrellas. Dejó su cuaderno viejo lleno de notas inconexas esparcidas debajo de la almohada. Recogió su mochila llena de preguntas y miró a un cielo negro e insondable.
Sus manos se aferraron a su amor más grande y en medio de tanto silencio, alimentó su mente de las últimas palabras de la despedida. A ellas recurriría tantas veces, durante los diez años de ausencia.
No sabía, todavía, que podría un día pintar con la mente los cuadros más perfectos e imposibles, como el sueño de un mundo libre en el valle de la sociedad perfecta. Por ese sueño partió, por ese mismo sueño regresó.
Rancagua, 06 de agosto de 2008.
6.8.08
Mentor de estrellas
Pubblicato da
Marcelo Venegas Maldonado
a
Wednesday, August 06, 2008
Etichette: Pasajero 23, El camino, Impresiones EL MAGO
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