Hay días en que la lluvia es como uno mismo: una cadencia más o menos vaga sobre la espalda del mundo. Hay veces en que la lluvia corroe de nubes la memoria y entrega sólo pedazos de un cielo sin estrellas. Hay veces en que el agua limpia de absurdos la esperanza y la deja silenciosa entre las almohadas. Hay veces en que el aire no tolera más ninguna palabra y abre al espíritu el valle más amplio donde extraviar su mirada. Allá, en ese recodo de infinito está su casa, donde no alcanza a llover, donde descansa de tan largo caminar.
Santiago, 15 de agosto de 2008.
15.8.08
Días de lluvia
Pubblicato da
Marcelo Venegas Maldonado
a
Friday, August 15, 2008
Etichette: Pasajero 23, El camino, Impresiones EL CAMINO
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