5.5.09

Todavía

Su voz tiembla, su espalda se dobla, su cara se resquebraja. Pero su alma no se quiebra ni duda del fresco eterno de los prados de otra tierra, esa que espera más allá de la ventana. Otra vez emprende el rumbo a la orilla de las cosas blancas y tiende de azul los bosques que se cansan del verde de tanta naturaleza. Su verdad, el color sin nombre de lo que todavía está por ser. Y su esperanza: la voz no nacida, que nunca morirá... Santiago, 5 de mayo de 2009.

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