Ahora que Europa está lejos, ahora que se aquietan las aguas, la memoria de los colores de España y de los sabores de Italia se acrecienta.
Ahora que las tardes son del Sur y rehago las calles de un Santiago transformado, todo va recobrando su sentido.
El tiempo se hace movimiento incesante y casi no hay resquicio para mirar atrás. El corazón se reconcilia con la tierra y piensa echar raíces nuevamente.
Todo aprendiz honesto escucha la voz del maestro susurrando que ya nada puede detenerse, que la magia comienza a deshojar su propio encantamiento y, aunque parece que tanto se perdió en medio del camino, aunque el alma se resiente algunas veces cuando el cielo está teñido de añoranzas, el cuerpo avanza, la mente se ilumina.
Así, por las sendas ignotas de un destino caprichoso, el aprendiz se entrega a la enseñanza más importante de todas: la de seguir la palabra inmortal que resuena en su interior, esa que nunca silenció.
Santiago, 11 de septiembre de 2008.
11.9.08
Por el camino
Pubblicato da
Marcelo Venegas Maldonado
a
Thursday, September 11, 2008
Etichette: Pasajero 23, El camino, Impresiones EL CAMINO
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