De tres hermanos, el menor se fue una mañana de verano. Presagiaba un viaje corto, de apenas unas semanas. Pero el tiempo le fue contando que volvería más tarde, mucho más tarde. Casi diez años después.
Cuando regresó, una noche de octubre, en Amsterdam, quiso comprar flores para su madre: unos frescos tulipanes anaranjados. Tomó el avión y el argentino del asiento vecino, sonriendo le dijo: "Volver a casa, diez años después".
Esas palabras, surgidas de la cortesía o por romper el hielo (para un viaje de catorce horas...), se transformaron en una sentencia favorable, de íntimo sentido. Y lloró de alegría, mientras también sonreía...
9.2.06
Canción sin fin...
Pubblicato da
Marcelo Venegas Maldonado
a
Thursday, February 09, 2006
Etichette: Pasajero 23, El camino, Impresiones EL VIAJERO
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
2 comments:
Greets to the webmaster of this wonderful site. Keep working. Thank you.
»
Very pretty site! Keep working. thnx!
»
Post a Comment