22.6.10

OSCURIDAD

De estas horas tristes, de esta pesada carga nadie nos rescata. Ni el cielo con sus promesas hechas añicos hace tiempo, ni la tierra con sus brazos llenos de mentira y desengaño.
En estas horas ciegas, sin tiempo ni final, donde somos más pequeños, donde somos menos cada día, buscamos alimento entre las hojas de los parques, esas amarillas, yertas, llenas de abandono.
En estas horas negras, donde todo es pesadilla, se nos apaga la luz que va quedando, se nos nubla la esperanza y se achica el pecho y la memoria.
En estas horas muertas, donde cada esfuerzo es vano, donde la mente se quiebra y oscurece, surgen los monstruos viejos ya enterrados, resucita la amenaza de Belial.
En estas horas sin sentido, hijas del caos o de la locura de dios, tiene sentido la noche como tumba, como cierre, como muerte y sepultura, porque nada queda rescatable, cuando todo falló.
En estas horas dementes, donde habita lo peor, se hace fuerte el cobarde, se hace noble el cabrón, porque estamos a expensas de todo, porque nada ni nadie está con nosotros.
En estas horas mortales, tiene lugar la sentencia, hija del caos o del Hado, donde nada pueden nuestras manos, donde es fatuo el corazón, preparo el cuerpo a la muerte, preparo el alma al horror.
Santiago, 22 de junio de 2010.

2 comments:

Anonymous said...

Habita una nube permanente en mi corazón, nublando la realidad alegre que se me es ajena.

ya no soy y nunca mas seré, acá, en esta alma que nadie habita, esa misma se proclama prófuga de la sonrisa que se quebró en la costosa necesidad de ser feliz.

Las debilidades cobraron los esfuerzos permanentes por tratar de ser vencidas, y fue incinerado todo, la promesa del mañana, en estas paredes mas frías que el hielo,solo me permiten entender que la esperanza se acomodo en la oscuridad.

Marcelo Venegas Maldonado said...

Y si esa alma te es ajena, es porque ni ella misma se soporta, pues siente que nada queda en sí que pueda rescatar.
Pero ese mismo llanto y la tortura, se desvanecen un poco al escribir.
Las palabras exorcizan la pena y te permiten vivir y resistir.